En nuestros días existe una cultura de aceptación de la muerte cada vez más extendida cuando se trata de pacientes terminales cuya condición ya no se puede tratar con los avances de la ciencia médica. En esos momentos muchas personas afirman que desean pasar sus últimos días asistidos en sus necesidades físicas, disfrutar de la compañía de sus seres queridos, ordenar asuntos pendientes, rodearse de un ambiente espiritual y fuera de los hospitales donde son atendidos.