La humanidad, desde los inicios de su existencia, se ha preocupado por establecer un lugar para vivir y otro para morir. Los museos de historia nos dan ejemplos de los enterramientos cerca de los hogares familiares en los que se dio un especial significado a la muerte, debido a los cuidados en el manejo de los fallecidos, las ofrendas y utensilios que se colocaron junto con los cuerpos.
Empatía, calidez y respeto para nuestros seres queridos.
En los tiempos que vivimos donde el miedo a la muerte se hace real, estamos ante la incertidumbre de encontrarnos enfermos y perder seres queridos repentinamente. Enfrentamos la tristeza de recibir una urna de cenizas y de no haber practicado un funeral, una ceremonia, una despedida; queda la impotencia de no haber hecho nada y de no entender por lo que hemos pasado.