Nuestras mayores batallas son aquellas con nuestra propia mente.
Anónimo
Si has atravesado la pérdida de alguien significativo en tu vida, seguramente sabes que el duelo es una respuesta emocional a esta experiencia, que puede ser intensa y prolongada según las características psicológicas de cada individuo. Nuestros mecanismos de supervivencia se activan como una forma de afrontar algo que nuestro cuerpo interpreta como peligroso o amenazante.
Sentimos tristeza, ansiedad, ira y, a veces, una sensación de vacío que pueden durar por semanas o por años, pero ¿conoces qué sucede con el cerebro durante el duelo y por qué aparecen estas alteraciones emocionales?
La neurobiología del duelo
Nuestros vínculos afectivos más importantes son el resultado de una convivencia continua y llena de estímulos para nuestro cerebro. Cuando la exposición prolongada a esta persona se interrumpe, las conexiones neuronales creadas en ese periodo se alteran y comienzan a reestructurarse. Es normal sentir tristeza, angustia y miedo, pero debemos darle tiempo a nuestro cerebro para adaptarse a la ausencia.
1. El impacto inicial: la amígdala y el estrés
Cuando recibimos la noticia de una pérdida, la amígdala, una parte del cerebro involucrada en las emociones, se activa intensamente. Esta activación desencadena una respuesta de estrés, liberando hormonas como el cortisol. Estas hormonas preparan al cuerpo para enfrentar una amenaza, aumentando la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
2. El dolor emocional: la corteza cingulada anterior
El dolor físico y emocional comparten vías neuronales similares. La corteza cingulada anterior es una región del cerebro que se activa tanto en el dolor físico como en el emocional. Esto explica por qué el duelo puede ser tan doloroso, casi como una herida física. De hecho, el shock emocional es tan fuerte que estudios han mostrado que las personas arriba de 60 años que han sufrido una pérdida tienen más probabilidades de tener un ataque cerebral o cardíaco.
3. La memoria y la pérdida: el hipocampo
El hipocampo, responsable de la formación de nuevas memorias y la recuperación de recuerdos, juega un papel crucial en el duelo. Durante el duelo, recordamos constantemente a la persona fallecida, lo que puede activar intensamente esta región del cerebro. Sin embargo, los pensamientos compulsivos y el estrés, también ocasionan que la memoria a corto plazo se vea afectada, dificultando que los eventos recientes puedan recuperarse o aprender cosas nuevas.
Eventualmente, la carga emocional de los recuerdos disminuirá, esto porque la interrupción de la oxitocina y dopamina, sustancias que estimulan al cerebro y generan los lazos de apego, hará que la fuerza de nuestras redes neuronales decaiga.
Estrategias para manejar las alteraciones en la memoria
- Mantener una rutina: Establecer una rutina diaria puede ayudar a reducir el estrés y proporcionar estructura. Anotar tareas y eventos importantes en un calendario será útil.
- Estimula el cerebro: Intentar realizar algunas actividades como crucigramas, sopas de letras o laberintos para liberar tus pensamientos y poner a tu mente a trabajar.
- Una tarea a la vez: La concentración y la atención son clave para recordar información. Reducir la cantidad de actividades por hacer, evitará que te distraigas.
- Estimula tus sentidos: escucha y admira obras de arte (música, pintura, teatro, cine) y huele esos aromas que te hacen sentir mejor.
- Meditar y cerrar los ojos: La atención consciente permite asimilar más fácil tu entorno y, por tanto, quedarte con información nueva. Cerrar los ojos al momento de querer recordar algo, aumenta un 23% la capacidad de hacerlo.
El duelo es un proceso desafiante que puede afectar significativamente la memoria y la vida cotidiana. Reconocer estas alteraciones y adoptar estrategias para manejarlas es crucial para navegar este difícil período. Si estás enfrentando dificultades significativas, no dudes en buscar ayuda profesional. Recuerda que en Del Pueblo Funeral Home hacemos fáciles los momentos más difíciles.