Los gobiernos del mundo no pueden seguir pasando por alto a los cientos de millones de personas con discapacidad a quienes se niega el acceso a la salud, la rehabilitación, el apoyo, la educación y el empleo, y a los que nunca se les ofrece la oportunidad de brillar.
Stephen Hawking
La mayoría de las personas en el mundo vamos a envejecer. Y es una buena noticia pasar más tiempo en el planeta pero, siendo así, deberemos afrontar también retos naturales como la pérdida de movilidad, de fuerza física, la memoria, vista, oído, así como la aparición de enfermedades que, en algún momento, serán incapacitantes. Si estos padecimientos no fueran severos, podremos seguir siendo gente productiva y aportar beneficios a la sociedad, pero nadie sabe cuántas oportunidades habrá.
Muchas personas de edad avanzada tienen una discapacidad adquirida a causa de enfermedades graves o accidentes, otras más ya tenían alguna desde el nacimiento. Estos grupos sociales son diversos en edades y características. En numerosos casos las discapacidades no son visibles, tal como ocurre con la epilepsia, la depresión o las enfermedades crónicas, y la discapacidad psicosocial, intelectual y de aprendizaje. En conjunto, todas estas personas suman unos mil millones en todo el mundo.
Ser una persona con discapacidad es algo que se convierte en una condición de vida: nunca desaparece. Sin embargo, activistas por los derechos civiles proponen que no se les vea como personas enfermas pues, en general, son capaces de trabajar y divertirse, en la medida de sus habilidades y talentos propios pero, sobre todo, piden que no se les juzgue por su apariencia y menos que se les discrimine.
Existen ejemplos asombrosos, como es el caso de los Juegos Paralímpicos, que se realizan cada seis años desde 1988. Su misión es promover el derecho de todas las personas a practicar un deporte sin sufrir discriminación. El impacto de estos juegos se ha visto reflejado en transformaciones en las ciudades y edificios para ofrecer mejor accesibilidad.
Cabe destacar la participación de los atletas paralímpicos mexicanos, que ganaron 22 medallas en los Juegos de Tokio 2020, mientras que los deportistas olímpicos del mismo país, solo consiguieron cuatro.
A pesar de estos ejemplos sobresalientes, la asociación Yo también afirma que la accesibilidad en muchas ciudades sigue siendo insuficiente, y la inclusión es esencial para el respeto de los derechos humanos. Consideran, además, que la población en general mira con prejuicios las posibilidades de participación social de las personas con discapacidad.
La organización Inclúyeme afirma que tres de cada cuatro personas con discapacidad se encuentran desempleadas y, en consecuencia, sin recursos. Esta organización trabaja en doce países de las Américas con cientos de empresas, y sus acciones ayudan a elevar la autoestima de las personas a quienes apoyan. Creen que se deben superar la barreras económicas, jurídicas y sociales para lograr la inclusión laboral, y que deben existir contratos con base en habilidades y experiencia, sin mencionar características físicas, y con ello evitar la discriminación por condición o apariencia.
La Asociación Americana de Personas con Discapacidades o American Association of People with Disabilities, AAPD, también ha trabajado para incidir en la transformación de las leyes por los derechos civiles en los Estados Unidos. Han llamado la atención pública en aspectos como los derechos al voto, para impulsar programas gubernamentales y generar recursos como el apoyo a la educación incluyente, que puedan proveer de herramientas de subsistencia y lograr financiamientos. Afirman, además, que la pobreza es la hermana melliza de la discapacidad.
Las personas con discapacidad en las Américas y en todo el mundo, al sentirse parte de la comunidad, sin ninguna exclusión y acceso a los mismos espacios —en especial los laborales para lograr la autosuficiencia— mejoran su salud física y mental.
Un ejemplo inspirador de cómo se logra el reconocimiento de estos derechos humanos se encuentra en la película Crip Camp (2020), dirigida por James LeBrecht, en donde este cuenta su propia historia y la de la famosa activista Judy Heumann, quienes desde los años 60 han impulsado el liderazgo y la participación de las personas con discapacidad, así como su derecho a una vida productiva, independiente y feliz.
En 1992, la ONU señaló el 3 de diciembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad para resaltar la importancia de elevar la calidad de vida de las personas con esta condición y, este año, ofrecen un dato importante: el 70% de las personas con discapacidad en edad económicamente activa están desempleadas.
En Del Pueblo Funeral Home creemos que, como sociedad, debemos esforzarnos por lograr una verdadera inclusión. Recordemos que todos podríamos llegar a enfrentar algún tipo de discapacidad, y no por ello deberíamos quedar en confinamiento y sin autonomía. Compartimos estos ideales y te recordamos que estamos hacemos fáciles los momentos más difíciles.