La migración es un fenómeno común en nuestra sociedad, donde las familias buscan mejores oportunidades económicas y de vida. Sin embargo, cuando uno de los progenitores, especialmente el padre, migra y la separación se prolonga, el impacto emocional en los jóvenes puede ser devastador.
La migración como motor de separación familiar
En muchos casos, la migración del padre está motivada por la necesidad de ofrecer una mejor calidad de vida a su familia. Los padres emigran con la esperanza de encontrar empleo y enviar remesas para cubrir necesidades básicas, educación y salud. Sin embargo, esta separación, que a menudo se planea como una solución temporal o a corto plazo, puede convertirse en una ausencia prolongada, afectando profundamente a los jóvenes.
Es normal que experimenten sentimientos de abandono. La ausencia física del padre en momentos cruciales de su desarrollo hace que se sientan desprotegidos y desatendidos. Además, la falta de comunicación constante y la imposibilidad de compartir experiencias diarias pueden deteriorar el vínculo emocional.
atenciones y afectos, por parte de sus padres o cuidadores, impiden que los niños y jóvenes aprendan a enfrentarse a la vida o que puedan sobrevivir en determinados contextos, por ejemplo, de pobreza o guerra.
Consecuencias emocionales y psicológicas
Desde la psicología, la figura del padre es una referencia de amor, autoridad, respeto y trabajo. A través de sus enseñanzas se forma el autoestima, la autonomía, la seguridad emocional —para la toma de decisiones o lidiar con situaciones difíciles—, y las conductas sociales regidas por normas y valores.
Tomando en cuanto lo anterior, el impacto de la migración prolongada del padre puede manifestarse de varias maneras:
- Problemas emocionales: muchos niños y jóvenes piensan que no son suficientemente importantes para que sus padres regresen, lo que origina sentimientos de soledad, tristeza y, muchas veces, de desconfianza y vulnerabilidad. Crecen con la idea de que pueden ser fácilmente abandonados.
- Problemas de comportamiento: algunos jóvenes pueden buscar atención de maneras negativas, incluyendo el comportamiento rebelde o la delincuencia. A futuro, es probable que no puedan independizarse o que no crean en sus propias capacidades ni sientan la seguridad para experimentar y explorar nuevos horizontes.
- Problemas académicos: la falta de motivación y concentración puede llevar a bajas calificaciones y un desinterés general por los estudios. La psicología atribuye la construcción del sentido de responsabilidad y el compromiso a nivel educativo a la influencia de la figura del padre, así cómo el desarrollo de su potencial y el deseo de querer superarse.
- Problemas en las relaciones: la ausencia prolongada del padre puede influir en la manera en que los jóvenes perciben y manejan sus propias relaciones en el futuro. Aparecen dificultades para confiar en los demás o una dependencia emocional extrema, como herramienta para evitar que los vuelvan a abandonar.
Apoyo y resiliencia
Es crucial que las familias y las comunidades reconozcan estos impactos y trabajen para mitigarlos. Para los jóvenes, el proceso de duelo puede ser confuso porque, en muchos casos, no hay un cierre definitivo.
Una entrevista realizada a jóvenes en Michoacán presenta diferentes experiencias. Hay muchos padres que mandan dinero y hablan esporádicamente con sus hijos, sin involucrarse realmente con sus vidas. También hay jóvenes que nunca los conocieron y solo saben de su existencia por su madre.
Estas vivencias mantienen inconcluso el proceso de duelo, hay una imagen que no termina de desvanecerse. Por ese motivo, es importante que, tras la ausencia del padre por migración, se implementen estrategias que ayuden a conservar el vínculo o trabajar lo mejor posible la ausencia.
- Es vital mantener una comunicación regular entre el padre migrante y sus hijos. El uso de la tecnología puede ayudar a mantener el vínculo emocional. Una actividad que pueden realizar en conjunto a la distancia es ver la misma serie para platicar sobre ella en su próxima llamada.
- Se debe hablar mucho sobre los planes a futuro, para que los niños y jóvenes se sientan involucrados y haya una promesa de reencuentro. Si en el proceso, el distanciamiento se tiene que prolongar, se debe conversar sobre cuánto más durará y cuáles son las acciones a tomar.
- Las comunidades deben fomentar redes de apoyo que incluyan a otros familiares, amigos y mentores. Es importante que estos no busquen sustituir el rol de padre, únicamente funcionar como cuidadores o protectores, a menos que la ausencia sea total.
- Involucrar a los jóvenes en actividades extracurriculares puede proporcionarles un sentido de pertenencia, además de distraerlos de sentimientos negativos.
La ausencia de un padre no tiene que definir el futuro de un joven. Con el apoyo adecuado, estos jóvenes pueden superar los desafíos y convertirse en adultos resilientes y exitosos. Recordemos siempre la importancia de la empatía y el apoyo comunitario en estos tiempos difíciles. Te recordamos que en Del Pueblo Funeral Home hacemos fáciles los momentos más dificiles.