En América Latina, las tradiciones funerarias cuando muere un bebé varían entre países y regiones, pero comparten un respeto común por la vida del niño y el deseo de honrar su breve paso por este mundo.
El “Ritual del Angelito” es uno de los más conocidos en países como México, Colombia, Paraguay, Chile, entre otros, y se considera un acontecimiento de júbilo, dado que se celebraba la pureza del recién nacido y su camino directo hacia el Cielo.
México: el «Angelito» que regresa al cielo
En México, cuando un bebé fallece, se le considera un «angelito» que ha regresado al cielo. El bebé se viste con ropa blanca y se coloca en un pequeño ataúd del mismo color. Según investigadores, en la tradición novohispana se lanzaban cohetes, se prendían velas y usaban flores para coronarlo y cubrirlo durante la sepultura. También se tocaban parabienes —música dedicada a la despedida de los angelitos—, mientras los vestían.
Perú: rituales andinos de despedida
Hay hallazgos de que en las culturas prehispánicas, los neonatos eran enterrados en vasijas, como una forma de simular el vientre materno. Las familias los guardaban en sus casas por considerarlos algo sagrado. Hoy, los rituales conservan danzas de origen precolombino; durante el funeral visten al niño con su mejor indumentaria y lo adornan con flores; en el trayecto al cementerio, los invitados bailan y cantan, y la madre actúa escenas de dolor.
Tras la muerte, primero se anuncia a los padrinos. Si el bebé aún no está bautizado, usan el agua de socorro para pedirle a los apus (espíritus que habitan en los cerros), que los “cuiden del susto”. Eso consiste en rociar agua en su cabeza, mientras se hacen las plegarias.
Paraguay: sin llanto para no obstaculizar el viaje
La madrina es quien prepara al bebé para su velación. En el techo se pone una sábana que simula el cielo, se llena la habitación de colores con flores de papel, se ponen alas al niño y se coloca un hilo en su cintura, que servirá para que su madrina pueda entrar al paraíso al momento de morir. Durante todo el ritual se prohíbe el llanto, ya que las lágrimas de su mamá humedecen las alas y el recorrido del bebé, impidiendo que pueda volar.
Se tiene conocimiento de que en el siglo XIX algunos aprovechaban el “Velorio del Angelito” para comercializar. Prestaban al bebé difunto para continuar con la celebración (velorio) en otra casa y vender alcohol. Algunas narraciones mencionan que los padres que no podían solventar los gastos funerarios, donaban el cuerpo a las cantinas para que ellos pusieran el canto, la música y la bebida, y cobraran por ello. Los padres tenían la concesión de no pagar por lo que bebían.
Colombia: juegos para conservar la alegría
Al suroccidente del país, las tradiciones funerarias también se caracterizan por su jocosidad. Las comunidades afrodescendientes despiden a los infantes de 0 a 12 años con bailes, canciones y juegos, como el pachacajón. Esto ayuda a que el ánimo de los padres y vecinos no decaiga. Instrumentos tradicionales como los bombos, cununos y guasás acompañan los coros; la canción más tocada es “El buen viaje”.
Chile: bebida caliente para el alma
No muy distinto a los demás, en Chile algunas comunidades celebran este ritual con quema de incienso, licor conocido como “gloriao” y una cena de medianoche. La bebida es tradicional del país, preparada con azúcar quemada, aguardiente y agua hervida. Al niño se le viste como angelito, con una túnica blanca con detalles celestes y con un ramo de flores blancas en las manos. También evitan el llanto para no hacerle un mal al alma del niño.
Las tradiciones funerarias en América Latina cuando muere un bebé son una mezcla de dolor, alegría y esperanza. Cada país y región tiene sus propias costumbres, pero todas comparten un profundo sentido de comunidad y apoyo mutuo. En Del Pueblo Funeral Home honramos la memoria de esos angelitos y respetamos las creencias de cada familia, haciendo fáciles los momentos más difíciles.