La pérdida dura lo que tarda en aceptarse,
Alfonso Ruiz Soto
el sufrimiento dura lo que tarda en comprenderse.
Acepta, comprende y trasciende
Las costumbres relacionadas con la muerte han dispuesto un comportamiento social, de acuerdo con las religiones y tradiciones, en cada parte del mundo. En la mayoría de los casos, el luto es la forma como se expresa el dolor ante la pérdida de una persona querida, y este se muestra a través de signos exteriores como ropas, adornos y otros objetos durante los funerales, y posterior a ellos. Este comportamiento incluso exige cierto rigor, como abstenerse de diversiones o actividades fuera de casa.
En las Américas, la mayoría de las formas de llevar el luto tienen la influencia de la cultura occidental, a partir de la colonización europea y por la presencia de la religión católica. Se dice que los reyes católicos de España impusieron la llamada Pragmática de Luto y Cera, en el siglo XVI, después de la muerte de su hijo, la cual determinó las costumbres para todo tipo de luto hasta los años recientes.
Los funerales se hacían en las casas, antes de existir los tanatorios o funerarias; y los ataúdes se rodeaban de velas, según las creencias, para iluminar el camino del alma del difunto hacia la eternidad. Se comenzaron a realizar las exequias, durante la celebración del último sacramento cristiano o extremaunción para los difuntos, que se acompañaba de diversas ceremonias a lo largo de varios días. Se solicitaba que fueran austeras en gastos pero, si el finado era un personaje importante, se hacían con gran lujo y sufragadas por los gobiernos. Era importante que se cumplieran las últimas voluntades y reglamentaciones al respecto como testamentos, caridades, tipo de funeral, misas y destino final del sepulcro.
Después, en la época en que los cementerios se ubicaron fuera de las ciudades surgió la necesidad de realizar los traslados de los cuerpos desde la población hasta su destino final, y así surgieron las carrozas fúnebres: un vehículo distintivo y cerrado para el traslado. Fue atendiendo a la antigua costumbre de colocar flores en las tumbas que se crearon las coronas fúnebres, una ofrenda floral en forma circular que, al ser entregadas, se acompañaban con un panegírico, es decir, un discurso o sermón en alabanza de la persona fallecida. Los cementerios se decoraron con cipreses, y estos árboles se convirtieron en símbolos de luto debido a su forma, que parece alcanzar el cielo, y porque sus raíces no interfieren en las tumbas.
Se impuso la regla de usar ropa negra y, si el luto era por un familiar cercano, esta se llevaba hasta por un año. Las viudas, además del color negro de la vestimenta, se abstenían de usar adornos y maquillaje, y permanecían encerradas en sus casas con las ventanas oscurecidas con cortinajes todo ese tiempo. Se colocaban listones negros y crespones dentro y fuera de las viviendas, edificios e iglesias, que comunicaban la muerte de una persona a la comunidad.
Hubo tiendas especializadas en ropa apropiada, pues la influencia de la era victoriana en diversos países impuso la extensión del luto hasta por tres o cuatro años para parientes cercanos, y los dolientes requerían artículos para todo ese tiempo y poco a poco añadían colores a su vestuario.
Otro aspecto que se exigía era evitar las manifestaciones exageradas de dolor o llanto, pues cabe recordar que la atención a la salud mental es reciente; la sociedad debió padecer graves consecuencias al reprimir sus emociones. El luto como forma de enfrentar la muerte de un ser querido ante las demás personas, no debe confundirse con el duelo, que es el trance emocional que se vive tras la pérdida de alguien o algo significativo.
Nuestras expresiones con respecto a las pérdidas y los fallecimientos, sin embargo, han cambiado con el tiempo y por ello te ofrecemos estas #herramientas de información para entender más acerca de ello:
- Hasta nuestros días, algunos símbolos de luto permanecen, como el uso del lazo negro, que se ha extendido a las redes sociales para acompañar la noticia de un fallecimiento; lo mismo que colocar las banderas a media asta en caso de una tragedia por guerra, ataques o desastres naturales.
- A la llegada de los conquistadores, era una costumbre vigente en Europa llevar comida a los cementerios en el día de Todos los Santos. Se preparaban ciertos alimentos como dulces y panes que imitaban las reliquias o huesos de los santos, panes con formas de niños cubiertos con azúcar rosada o panes redondos con huesos alrededor. Así se extendió a las Américas para ofrendar a los difuntos en los primeros días de noviembre. Es una costumbre cristiana que se combinó con los cultos funerarios antiguos.
- Aunque las formas cambian, es probable que el comportamiento ante el luto propio, o el de los demás, nos provoque empatía. Es una experiencia personal que tristemente todos hemos vivido o viviremos, y nos enfrenta a nuestra propia finitud. La solidaridad con los dolientes nos sugiere ciertas formalidades, o la llamada etiqueta funeraria, que es importante notar en caso necesario. En este enlace, la tanatóloga Gaby Pérez sugiere algunas ideas al respecto.
En nuestro tiempo las ideas sobre el luto y el duelo se orientan más a las necesidades emocionales de los sobrevivientes. El estudio de la tanatología nos ayuda a explorar las pérdidas y a aprender de esas experiencias. Con el propósito de obtener una vida más plena a través del conocimiento, en Del Pueblo Funeral Home te recordamos que hacemos fáciles los momentos más difíciles.