-Aquí estás, mi hijita, la esperada por mí, la soñada, mi collar de piedras finas, mi plumaje de quetzal, mi hechura, humana, la nacida de mí. Tú eres mi sangre, mi color, en ti está mi imagen.
Laura Esquivel (2005) Malinche.
Las mujeres que viven en las comunidades rurales de los pueblos originarios cumplen funciones de gran importancia en el ciclo vital de su población. Participan en las actividades agrícolas, de crianza de animales, son cocineras, tejedoras, comerciantes, sanadoras, parteras, madres, esposas y contribuyen a organizar todas las ceremonias religiosas tradicionales en las que se incluyen los funerales y rituales posteriores.
Sin embargo, a pesar de las actividades productivas que realizan, la mayoría vive en la pobreza, además de sufrir discriminación por su condición de indígenas sumado a la sumisión que las sociedades patriarcales ejercen sobre ellas por ser mujeres y en donde se añade la violencia.
Por ello, desde el 5 de septiembre de 1983, se celebra el Día Internacional de la Mujer Indígena y se le reconoce, así como su legado. Este primer evento ocurrió en Bolivia donde se recordó a los movimientos sociales de las Américas y se hizo homenaje a Bartolina Sisa mujer del pueblo aimara que organizó una rebelión en contra de la dominación colonial europea en 1782. Por esa causa fue capturada, encarcelada, abusada y ejecutada. Según las crónicas se le admira como una mujer valiente e inquebrantable.
Bartolina ha representado a una gran cantidad de mujeres a lo largo de la historia, pero a pesar de sus esfuerzos para mejorar su situación, se necesita que ocurran verdaderas acciones a nivel gubernamental y programas políticos. La ONU ha propuesto que en este #DíadelaMujerIndígena 2022, se reconozca el papel de las mujeres en la preservación y trasmisión del conocimiento tradicional.
Desde su infancia tienen limitado acceso a la educación formal, pero adquieren los conocimientos profundos de sus familias en diversos ámbitos. Obligadas por la necesidad de proveerse de recursos económicos, son seleccionadas por su abuelas o madres para ser cocineras de acuerdo con sus tradiciones, esto implica realizar el trabajo agrícola desde tempranas horas del día, hacer la recolección, luego el proceso de crear los alimentos y la preservación de las recetas.
Son conocedoras de los ciclos agrícolas relacionados con la astronomía y las variaciones del clima, con ello cumplen funciones religiosas de rituales asociados a la producción de diversos cultivos locales. Ejemplo de esto es que la cocina tradicional mexicana fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2010.
Otras mujeres reciben un llamado que ocurre durante un sueño o en el curso de una enfermedad de altas fiebres o por el uso de plantas sagradas o psicotrópicos a través de los cuales entran en éxtasis y entonces saben que serán médicas, parteras o sanadoras de diversas enfermedades. Después continúan su formación con las mujeres más experimentadas de la comunidad y utilizan la medicina herbolaria o natural. La OMS ha reconocido su labor como un “sistema completo de salud” pues, en el caso de las parteras, practican el acompañamiento durante el embrazo, parto, puerperio y en el cuidado del recién nacido.
Se distinguen como guías espirituales e intérpretes excepcionales de la cultura y la ideología del grupo hasta el fin de la vida de las personas de su entorno y, entonces, participan en la organización de los funerales. Son ellas las encargadas de acompañar espiritualmente a los moribundos, prepararlos para la muerte física y su tránsito a una nueva vida. Lavan los cuerpos y pueden prepararlos con algún tipo de conservación para los velorios que se realizan en las casas de los fallecidos. Reciben a las personas del pueblo que acompañan a los difuntos y preparan abundante comida para ofrecer durante el duelo.
Las velaciones en domicilio son de gran importancia pues contribuyen a cerrar el ciclo que comenzó muchas veces al nacer en ese mismo lugar y, según la tradición, contribuye a una muerte en paz y tranquilidad. Esta costumbre se preserva aún fuera de estas comunidades.
Al finalizar los entierros, las mujeres serán encargadas de preparar ofrendas y rituales diversos en torno a la presencia espiritual constante en la vida de aquellas poblaciones. Según las creencias milenarias, el cuidado del alma contribuye a que el difunto tenga un descanso en el mundo de los muertos, de otro modo, vagará sin descanso en el mundo terrenal de los vivos.
El propósito de reconocer a la mujer indígena es dar visibilidad a la importancia que han tenido a través de la historia de los pueblos originarios y observar que, sin embargo, en la actualidad viven en condiciones de limitados recursos y a merced de fenómenos como los del cambio climático, que afectan tanto los ciclos agrícolas, como su economía y su salud. Además de ello, que muchas veces se ven obligadas a emigrar a las ciudades y trabajar en empleos de baja remuneración sin acceso a vivienda o servicios básicos.
El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo es un instrumento a través del cual se invita a los gobiernos a dar efectividad a los derechos sociales de los pueblos originarios y dar especial atención a las mujeres indígenas, así como un completo respeto a su cultura. En las Américas existen más de 1000 pueblos reconocidos y de ellos el 50% son mujeres.
En Del Pueblo Funeral Home, al realizar este recuento de las actividades similares que tienen en común mujeres de todas las Américas, proponemos eliminar toda forma de discriminación y respetar su derecho a no ser asimiladas, ni obligadas a aceptar prácticas culturales ajenas que atenten contra su propia identidad cultural, así como defender su derecho a preservar sus costumbres y tradiciones. Creemos que el colonialismo fue una práctica del pasado que veía con inferioridad a las mujeres indígenas, y aspiramos a una sociedad actual totalmente incluyente, por eso te recordamos que hacemos fáciles, los momentos más difíciles.